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Theresa May estaría dispuesta a otorgar al Parlamento una cadena de votaciones para determinar qué modelo de salida de la Unión Europea recabaría mayor apoyo. Se trata de un giro táctico a la estrategia de la primera ministra británica hasta ahora, que pasaba por reducir las opciones a su acuerdo, o una ruptura no pactada, un cambio operado ante la constatación de que las amenazas de un divorcio caótico no son suficientes para persuadir a los diputados a respaldar su propuesta.

Solución al bloqueo

El rechazo generado por ésta en la Cámara de los Comunes ha provocado un bloqueo que no solo la obligó a retrasar la votación la semana pasada, dada la derrota segura a la que se encaminaba; sino que arriesga con precipitar el temido escenario del precipicio el próximo 29 de marzo, ya que la salida sin acuerdo constituye la alternativa por defecto si el Parlamento desecha el plan firmado oficialmente con la UE.

De ahí que la premier no pueda seguir ignorando las evidencias de que su apuesta se dirige a una colisión frontal con la realidad del descontento que provoca y haya decidido hacer de la votación, prevista en la semana que arranca el 14 de enero, el «momento de la verdad», con una serie de enmiendas con las que los parlamentarios podrán especificar a qué modelo aspiran. El objetivo tiene lógica: hasta ahora, han evidenciado qué rechazan, por lo que la iniciativa sería un desafío abierto para aclarar qué apoyan.

La BBC la daba ayer por hecha, una vez concluido el último Consejo de Ministros del año, el mismo cuya conclusión principal es la implementación de los planes de contingencia para un divorcio no pactado. Si May ha cambiado de parecer es porque está convencida de que ninguna otra opción, ni el segundo referéndum, ni la fórmula inspirada en Noruega, recabarían suficiente respaldo, lo que dejaría claro, espera, que su propuesta constituye el menor de los males.

 

 

Fuente: eleconomista.es