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Acaba de pasar la última conferencia del Presidente del Banco Central Europeo del 2012, Mario Draghi. Lo que dijo no es nada alentador para Argentina, principalmente por su dependencia de Brasil.

Por Martín Piccato

Que Europa está en recesión no es novedad para nadie. Sólo basta con ver las tasas de desempleo de España, Grecia, Italia y Francia como para deducir que la situación está desbordada y que el pesimismo en la vieja economía se profundiza.

Conforme dice Draghi, fundamentado por los indicadores y su decisión de no modificar la tasa de fondos federales y la tasa de descuento (0,75% y 1,5% respectivamente), la recesión en la Zona Euro puede durar más allá del 2013.

La contracción viene dada por políticas económicas de ajuste estructural de las economías, preocupados por el excesivo déficit fiscal de las naciones. Pero hacer ajuste fiscal sólo puede provocar recesión, dicen los textos. Es un período duro en el que la baja del gasto público y las políticas monetarias acomodaticias provocan caída de precios, desempleo, y por supuesto recesión.

La receta elegida por las autoridades europeas es una muy mala noticia para Brasil, porque tiene una relación muy fuerte con Europa.

La caída en las exportaciones de Brasil a Europa sólo puede provocar la caída de las exportaciones de Argentina a Brasil.

De seguir por este camino, Argentina profundizará su modelo… de estanflación.

La economía Argentina está apoyada en las exportaciones a Brasil y el precio de las materias primas (soja, principalmente).

El yuyo no podrá sostener los actuales precios si se desinfla la demanda mundial, venida de China. Adicionalmente, es de esperar en las actuales condiciones que el euro no sostenga su precio; es decir, que el dólar norteamericano se revalúe y eso afecte negativamente el precio de las materias primas.

El panorama para Argentina es sencillamente desolador. La inflación subyacente tiene un piso del 40% y la actividad para todo el 2013 se desinflará. En un año electoral, es de esperar que el Gobierno pierda las legislativas y entonces tendremos un final del 2013 y un 2014 muy pero muy complicado. Espero que el gobierno tome nota de las actuales variables que no controla y logre modificar el recetario económico, si se mantiene así lo más probable es que arruine la cena de más de uno.

Recuerden: “las malas noticias macroeconómicas no tienen que ser una mala noticia para los inversores, si saben estar del lado correcto del mercado”.

Martín Piccato