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La mayor disidencia desde 2014 evidencia la dificultad de normalizar las condiciones monetarias en EEUU

  • La fractura entre los ‘halcones’ y las ‘palomas’ examinará la credibilidad de la Fed y su política de comunicación
  • Como en 2015, la Fed dejará la subida de los tipos para la última reunión del año

 

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La Reserva Federal (Fed), el banco central de Estados Unidos y el más poderoso e influyente del mundo, se ha partido. En dos. La mayor fractura que se recuerda en su historia reciente, con dos bandos muy definidos. En un rincón, los miembros que pretenden una subida muy moderada de los tipos; en el otro, los que desean acelerar el endurecimiento de las condiciones monetarias. Y en el centro la presidenta de la entidad, Janet Yellen, que comprueba así la extrema dificultad de normalizar la extraordinaria política articulada en los últimos años.

Semejante división quedó expresada este miércoles, en la reunión de política monetaria en la que la institución mantuvo los tipos en el 0,25-0,50% en el que se encuentran desde diciembre de 2015. Aunque la entidad preparó el terreno para ejecutar un repunte del precio del dinero antes de que finalice el año, probablemente en la reunión de los días 13 y 14 de diciembre, ese gesto no bastó para varios de los miembros del Comité Federal del Mercado Abierto (FOMC, por sus siglas en inglés), el órgano de la Fed que establece los tipos en la mayor economía del mundo. Hasta tres de los diez integrantes de este selecto Comité votaron a favor de no dejar para diciembre lo que se podía hacer en septiembre. Hubieran preferido elevar ya los tipos en un cuarto de punto, hasta el 0,50-0,75%.

Esa terna tiene su nombre y apellidos: Esther George, que en 2016 ya había sido la voz disidente del FOMC hasta en tres ocasiones -en todas ellas para pedir un aumento de los intereses-, Loretta Mester y Eric Rosengren. No había tanta discordancia en una votación del Comité desde finales de 2014.

 

 

TRES ‘HALCONES’… Y TRES ‘PALOMAS’

 

Pero la fractura no se limita a la posición de George, Mester y Rosengren. Como ocurre cada tres meses, la Fed también actualizó la previsión de cada uno de sus miembros con respecto a los tipos de interés. Y la información contenida en este documento es la que certifica la profunda fractura existente en la entidad. Porque, dando por hecho que el incremento de diciembre, 2 de los 17 miembros de la Fed -incluyendo a todos, no sólo a los 10 del FOMC- creen que la entidad no subirá los tipos en todo 2017; y otro sólo contempla un incremento. Los expertos de Barclays ponen nombre y apellidos a estos miembros: Lael Brainard, Dan Tarullo y Charles Evans.

Es decir, de los 10 miembros actuales, tres -George, Mester y Rosengren- se encuadran claramente en el bando de los halcones, sobrenombre con el que se conoce a los partidarios de elevar los tipos, y otros tres -Brainard, Tarullo y Evans- nutren el bloque de las ‘palomas’, apodo con el que se identifica a los partidarios de mantener o bajar los tipos. «El Comité está más dividido de lo que nunca ha estado en cualquier tiempo que recordemos», afirman desde Barclays. Y añaden: «Esta división hará que la comunicación y los actos de la Fed sean crecientemente difíciles para el FOMC este año».

Por el momento, Yellen, que es más ‘paloma’ que ‘halcón’, ha inclinado la balanza del lado del mantenimiento de los tipos. Pero incluso ella misma defendió ya en Jackson Hole y ha reiterado este miércoles que «el caso para un aumento de los tipos se ha fortalecido». Es decir, sin mudar tanto su plumaje como Rosengren, que ha pasado del bando de los blandos al de los duros, si ha empeñado ya su palabra en favor de un aumento de los intereses este año. Y lo mismo ocurre con su número dos, Stanley Fischer.

Pero una división tan acusada como la manifestada en septiembre lo condiciona todo. Obligará a Yellen a maniobrar con precisión para intentar conducir los siguientes pasos de la Fed y, sobre todo, para que cada discurso de uno de los miembros de la entidad no se convierta en un carrusel de visiones contrarias que dispare la incertidumbre entre los agentes económicos estadounidenses y en los mercados financieros. Más que nada, porque también está en juego la credibilidad de la Fed. Con la siguiente reunión, la de comienzos de noviembre, justo antes de las elecciones de EEUU del 8 de noviembre, y por tanto con muy pocas opciones de que acoja novedades, hasta la cita de diciembre quedan casi tres meses que se le pueden hacer muy largos a Yellen y a los inversores en caso de que la Fed degenere en una ‘jaula de grillos’.

Sobre todo, porque esta brecha se abre en un momento clave para EEUU y para la economía mundial. En el camino hasta diciembre, la Fed asistirá a una contienda electoral en el que el candidato republicano, Donald Trump, podría usar esta división para recrudecer sus críticas sobre Yellen. Desde una perspectiva más amplia, toda dosis de incertidumbre por parte del banco central estadounidense, en caso de no contener la fractura, afectará a los mercados, cuya marcha se ha erigido en el pilar que ha sustentado la recuperación de la economía mundial en los últimos años.

Adicionalmente, esa disensión manifiesta la dificultad de normalizar las condiciones monetarias en EEUU tras la mayor descarga expansiva de la historia y en un ciclo expansivo que se prolonga ya a 87 meses, con lo que se convierte en el cuarto más longevo desde mediados del siglo XIX, pero que no parece lo suficientemente sólido como para soportar demasiadas subidas de los tipos.

 

CADA VEZ MENOS SUBIDAS

Aunque los ‘halcones’ dejaron ver ayer sus garras, lo cierto es que son las ‘palomas’ las que siguen mandando. En especial, por el peso específico de una de ellas. «El mensaje de la Fed subraya creciente influencia de Brainard en el FOMC», destaca Ranko Berich, director de análisis de mercado de Monex Europe. En efecto, Brainard defendió el pasado 12 de septiembre la necesidad de ser pacientes a la hora de subir los tipos. Y los hechos le han dado la razón.

Y todo indica que continuará siendo así. Al menos, es lo que evidencian las previsiones sobre el futuro de los tipos. «Las proyecciones sobre los intereses fueron revisadas a la baja. La mediana de las previsiones se ha reducido y es consistente con una única subida de los tipos en 2016 y solamente dos en 2017», detallan los expertos de BNP Paribas. Hace tres meses, para 2017 se esperaban tres incrementos para el próximo año.

Es decir, en estos momentos la hoja de ruta de la entidad pasa por unos tipos al 1-1,25% cuando acabe 2017. Hace un año, hasta 14 de los 17 miembros de la Fed situaban los tipos por encima del 2% a finales de 2017. Y en septiembre de 2013, los 17 los veían en el 2% o por encima e incluso 15 los situaban más allá del 3%.

Esta evolución ratifica que, aunque los halcones se asomen de vez en cuando, lo cierto es que son las palomas las que se vienen imponiendo. Para 2017, tendrán a su favor que los tres disidentes no tendrán voto en el FOMC. En cambio, la influyente Brainard, Tarullo y Evans sí lo harán y dos de los nuevos miembros con voto, Patrick Harker y Robert Kaplan, también tienen más plumas de ‘paloma’ que de ‘halcón’.

 

Fuente: bolsamania.com