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Los reguladores europeos han lanzado una advertencia a los bancos británicos que operan en el Continente avisándoles de que no deben confiarse por el acuerdo sobre el periodo de transición alcanzado hace ahora dos semanas y de que tienen que empezar a aplicar los planes de contingencia diseñados para un eventual Brexit duro.

La medida, recibida en Reino Unido con escepticismo, obedece según fuentes del sector, a una presión por parte de los franceses para crear incertidumbre alrededor del Brexit, con la intención de convertir París en la nueva capital financiera de Europa, ya que, como apuntan fuentes de la City The Times, la aplicación de este tipo de protocolos supondría la fuga automática de entre 5.000 y 10.000 puestos de trabajo.

«Políticos, reguladores, empleados públicos trabajando en la Co- misión, representantes en los organismos de comercio… Los franceses están haciendo todo lo posible para que esta migración se produzca», asegura una fuente del diario británico. «Quieren que un pedazo del negocio que opera en Londres vuelva a París», concreta.

En cualquier caso, el Banco Central Europeo (BCE) ha sido firme a la hora de aconsejar a las compañías británicas que se preparen para «un escenario en el que no haya un acuerdo, dominado por el Brexit duro y sin siquiera una periodo de transición».

Un movimiento que contrasta con la insistencia del Gobierno británico, que en todo momento ha pedido tanto a Bruselas como al BCE que deje que las empresas trabajen, contando con que se pueda operar en las mejores condiciones posibles en cuanto a acuerdos entre ambas partes.

Sin ir más lejos, el Banco de Inglaterra lanzó un comunicado la semana pasada dirigido a los bancos extranjeros que operan en Londres, en el que consideraba «razonable» que continuasen ci-mentando sus planes de negocio «y llevando a cabo sus actividades durante el periodo de transición del mismo modo en que lo hacen en este momento».

Seguridad legal

Pero lo cierto es que en el Banco Central Europeo están intentando ser mucho más prudentes y han aludido a la «incertidumbre política» como causa para ser previsores y prepararse para el peor escenario posible, ya que «la seguridad legal sólo llegará con la ratificación del acuerdo por las dos partes involucradas».

A pesar de que los 27 miembros restantes de la Unión Europea ya han dado su visto bueno a un acuerdo que, de facto, prolongará la permanencia de Reino Unido en la comunidad durante 21 meses más, es el Parlamento británico quien tiene que refrendar todavía el fruto de las conversaciones, llevadas a cabo por el equipo negociador del Ejecutivo liderado por Theresa May.

Fuente: eleconomista.es