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  • «Cuando acabe el QE, los gobiernos serán responsables de su deuda»
  • «Nosotros sólo nos fijamos en la inflación, no atendemos a particularidades»
Peter Praet, economista jefe del Banco Central Europeo

Peter Praet es uno de los miembros de la ejecutiva del Banco Central Europeo más conocido y respetado. Las opiniones del economista jefe del BCE suelen encontrarse en el centro del espectro monetario, quizá tiene que ver que su nacimiento se produjese en Bélgica y que parte de su infancia y adolescencia tuviese lugar en Alemania, dos países cuyos bancos centrales defienden políticas monetarias opuestas en el consejo del BCE. Praet ha reconocido que cuando termine el programa de estímulos cada país deberá responsabilizarse de los movimientos de su deuda en el mercado.

En una entrevista concedida a Der Spiegel y publicada hoy por el Banco Central Europeo, asegura que el día que termine el programa de activos (sin contestar cuando llegará ese momento) «si los diferenciales de la deuda de un determinado países aumentan, eso no es un problema de política monetaria», asegura Praet.

«No estamos señalando a ningún país en concreto y tampoco estamos para asegurar unas condiciones favorables de financiación. Cuando el día llegue, nosotros estaremos pendientes de la inflación y actuaremos de acuerdo a ello, sin tener en cuenta las quejas de los gobiernos», señala el economista jefe del BCE.

«Ya advertimos a los gobiernos y ellos lo entendieron claramente. Acabo de leer unas declaraciones del ministro italiano de Economía y Finanza, Pier Carlo Padoan: ‘Cuando las compras de bonos lleguen a su fin, esto dependerá de nosotros’, y Padoan está en lo cierto», sentencia Praet.

Este economista reconoce que Italia tiene un problema importante, pero que el gobierno está trabajando para que la economía recupere la fuerza. «La economía italiana no ha crecido en 20 años. La renta per cápita real lleva estancada todos esos años. Por lo tanto, Italia tiene un problema muy profundo. El gobierno está reconduciendo la situación, pero necesita convencer a la gente para que apoyen las reformas».

Beneficios y costes de la política expansiva

Se han analizado mucho los beneficios y los costes de una política monetaria ultra-expansiva. Las conclusiones suelen destacar que los agentes endeudados tienen mayor facilidad para devolver esos pasivos ante la caída de los intereses financieros, mientras que los acreedores se ven perjudicados por esa misma situación que castiga su ‘exceso’ de ahorro.

Praet intenta explicar cómo funciona este sistema de flujos financieros: «Se trata de la relación entre acreedor y deudor: antes de la crisis, Alemania era un prestamista importante para otros países. Los ahorradores alemanes invirtieron, principalmente a través de sus bancos, mucho dinero en el extranjero (en aquellos países donde las familias y las empresas tenían mayores deudas, por ejemplo España). Y la crisis llegó y el dinero intentó huir de esos sitios».

«El BCE puso la liquidez a disposición de los bancos a cambio de garantías. Eso evitó una crisis del sistema financiero, que de otro modo habría llevado a una fuerte presión deflacionaria en toda la zona del euro», asegura el economista jefe del BCE.

Esta presión deflacionaria y los problemas de los deudores para devolver el dinero hubieran perjudicado sin duda a Alemania, por lo que el los beneficios de la política del BCE han superado con crece a los costes.

Sin embargo, Praet reconoce que los costes existen: «Sí los hay, porque por supuesto no todo son beneficios. Todas las decisiones de política monetaria tienen también efectos distributivos indeseables. Consideremos, por ejemplo, los mercados de renta variable, donde los precios han aumentado dramáticamente. En Alemania, las personas que sufren más los bajos tipos de interés son las personas de mediana edad que poseen una pequeña fortuna y la han invertido en grandes cantidades en cuentas de ahorro y en valores con intereses fijos, es decir, algo no muy diversificado», sentencia el economista belga.

Fuente: eleconomista.es