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La algarabía que sufren los mercados financieros desde comienzos de año se postula como un aliciente para que las palomas dentro del Comité de Mercado Abierto de la Reserva Federal (FOMC, por sus siglas en inglés) ganen cierto peso al término de la reunión de política monetaria, la primera del año, que culmina hoy, miércoles, en Washington. Entre el revoloteo de los nuevos halcones, Janet Yellen debe ofrecer un guiño implícito al mercado que evidencie que la presidenta de la Fed atiende los murmullos del parqué.

Desde que Yellen y sus chicos optasen por emprender la primera subida de tipos desde 2006 el pasado 16 de diciembre, el Standard & Poor’s ha borrado alrededor de un 9,5% de su valor y el barril de crudo ha mantenido su caída en picado recortando su precio en un 16%. Condiciones que a ojos de los economistas de Morgan Stanley han ajustado las condiciones financieras a este lado del Atlántico, donde el comportamiento emula ya a una implementación de cuatro subidas de tipos adicionales.

Desde Moody’s Analytics, Ryan Sweet, advertía que el comunicado podría obviar completamente las condiciones actuales en los mercados financieros «ya que pueden darse la vuelta como una moneda y al FOMC no le interesa mostrar que está supeditado a las reacciones bursátiles». Recordemos que no habrá actualización de las previsiones económicas en esta reunión.

De hecho, Dubravko Lakos-Bujas, estratega global de JPMorgan, avisaba este martes que «si la renta variable sigue deteriorándose progresivamente contagiando su sentimiento negativo a la economía real, la Fed se verá forzada a pisar el freno». De momento, el riesgo de una recesión en las cuentas de las compañías estadounidenses, la divergencia sobre la política monetaria, el fortalecimiento del dólar o la contracción del sector manufacturero servían de excusa o, mejor dicho, justificación para que el banco rebajase su precio objetivo para el S&P hasta los 2.000 puntos para finales de 2016. «Si la Fed continúa normalizando, existe un alto nivel de probabilidades de que el mercado comience a descontar un error en la política monetaria», advertía.

En cierta forma, existe un importante riesgo de que la volatilidad e incertidumbre actual acaben por hacer un daño importante en la psicología del mercado y por impactar al inversor, al consumidor y a la confianza empresarial, lo que generaría una espiral negativa para el crecimiento económico. «El FOMC tratará de reconocer el comportamiento del mercado y las posibles connotaciones negativas que éste pueda tener en la economía, pero al mismo tiempo tendrá que mostrarse lo suficientemente optimista sobre el crecimiento», explicaba en un informe Joseph LaVorgna, economista jefe para EEUU de Deutsche Bank. La Fed necesita contar con el margen que respalde su plan de implementar varias subidas de tipos este año.

Aún así, la discordancia entre los mercados y las expectativas de la Fed son más que evidentes. Mientras que los futuros retrasan una próxima subida hasta julio o septiembre, el banco central estadounidense prevé apretar las tuercas monetarias en 100 puntos básicos este año, un ritmo históricamente lento pero muy por encima de lo que esperan los operadores. «La primera subida de tipos fue un alza pesimista pero no fue lo suficientemente pesimista para encajar con las expectativas del mercado», reconoce Michael Hanson, economista para EEUU de Bank of America Merrill Lynch.

Tendrán que hacer un cuidadoso encaje de bolillos donde tendrán que reflejar la pérdida de impulso de la economía, que a ojos de la Fed de Atlanta y su indicador GDP Now creció un 0,7% entre octubre y diciembre del año pasado. Tampoco podrá pasar por alto el encarecimiento del dólar, especialmente si tenemos en cuenta que la actividad manufacturera se contrajo en diciembre a su mayor ritmo de los últimos seis años.

Con un ojo puesto en la inflación y el efecto de la debacle del crudo, el FOMC hará mención a estos hechos pero tampoco pasará por alto que, por ahora, las compañías que han presentado resultados han cumplido con los pronósticos. Eso sí, las ventas e ingresos siguen viéndose perjudicados por la fortaleza del dólar. Las turbulencias, además, no parecen alertar al consumidor americano y la confianza se ha disparado en enero a máximos de octubre.

Cuál será la reacción

A pie de parqué, los operadores consideran que cualquier mensaje que implique una demora en la subida de tipos estabilizará la renta variable. Sin embargo, una indicación contraria que no contabilice la incertidumbre actual podría ser fatal. De todas formas, cuando se trata de las providencias de la Fed y las reacciones del mercado, es difícil atinar.

De momento, los índices estadounidenses se sitúan lejos de su soporte clave, que para Joan Cabrero, jefe de Estrategia de Ecotrader, son los mínimos indradía de la semana pasada. En el caso del S&P 500 son los 1.815 puntos, nivel del que está en torno al 4%; y en el del Nasdaq, los 3.992 puntos, de los que se encuentra a un 5%. Europa, sin embargo, está más cerca de este nivel. En torno a un 2% en el caso del Ibex, que recuperó este martes un 1,5%, hasta cerrar en los 8.692 puntos tras encontrar apoyo en Wall Street, y cerca del 2% en el caso del EuroStoxx, que cerró en los 3,032% por encima de su soporte, los 2.973 puntos.

Fuente: eleconomista.es