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  • El euro sube más del 5% desde el discurso de Sintra el 27 de junio
  • El viernes comparecerán ambos y marcarán si sigue la depreciación del dólar
Reuters

 

El congreso económico que se celebra todos los años en Jackson Hole, Wyoming, organizado por la Reserva Federal de EEUU (Fed) del distrito de Kansas City desde 1978, tiene en esta ocasión un invitado especial: Mario Draghi, presidente del Banco Central Europeo (BCE). La pequeña localidad estadounidense -elegida por la Fed en 1982 como el escenario ideal para el simposio, buscando que sus ríos trucheros atrayesen a Paul Volcker, gran aficionado a la pesca, y presidente de la Fed por aquel entonces- acogerá en esta ocasión unas conferencias con la temática Impulsando una economía dinámica global.

La presidenta de la Fed, Janet Yellen, hablará el viernes a las 16:00 -hora española-, mientras que su homólogo europeo, Mario Draghi, lo hará ese mismo día a las 21:00. Ambos dirigentes llegan al evento con la intención de pelear por sus intereses, que en este momento se encuadran en evitar que las divisas que regulan se encarezcan, la una frente a la otra, o incluso tratar de que se aprecien.

La conferencia llega este año en un momento en el que la política monetaria ha cobrado especial protagonismo, con el BCE dando vueltas sobre cómo y cuando anunciar cambios en sus medidas de estímulo -el programa de compras de deuda y los tipos de interés en el mínimo histórico del 0%-.

Sin embargo, la entidad no está contenta con la reacción que han tenido los mercados ante los primeros signos de un cambio de rumbo: después de un discurso optimista de Draghi el pasado 27 de junio en Sintra, el euro se ha revalorizado más de un 5,1% frente al dólar en ese periodo, superando el pasado 31 de julio los 1,18 dólares por primera vez desde 2015 -ayer cotizaba en 1,17 dólares-.

Esto incomoda al economista italiano y, en las actas de la última reunión de la entidad, se calificadaba este movimiento de «sobrerreacción». Este aviso hizo que las probabilidades que maneja Bloomberg de ver una subida de tipos se hayan retrasado hasta diciembre del año 2018.

El discurso del viernes

La necesidad de tener una moneda más débil podría llevar a Draghi a aprovechar el discurso del viernes para intentar debilitar al euro frente al euro, en pleno territorio estadounidense. Es famosa la capacidad que tiene el economista romano para mover a los mercados con pocas palabras, especialmente si se trata del euro. Sin embargo, según Bloomberg, un miembro del BCE filtró la pasada semana a la agencia que el discurso se ceñirá a la temática del evento de este año, sin salirse demasiado del guión.

Sobre esto, Anaya coincide, y no espera que Draghi sea demasiado agresivo en esta ocasión: «No creo que usen Jackson Hole para lanzar un mensaje que mueva a su divisa. Un guiño sí es posible, para guiar ligeramente al mercado, pero no creo que se anticipen medidas en esta ocasión», explica. Esto encajaría con la actitud de la entidad de no dar sustos a los mercados, y agosto, un momento en el que hay poco volumen, podría no ser un momento apropiado para generar tensiones entre los inversores. No hay que olvidar que el BCE se encontrará el próximo 7 de septiembre en una de las reuniones oficiales que lleva a cabo la entidad cada mes y medio, y para la que se espera que Draghi anuncie cambios en su programa de compra de deuda soberana y corporativa (QE).

Fuentes de Bloomberg apuntan a que la discusión estará más centrada en la débil inflación -el gran reto de los banqueros centrales en este momento-, concretamente en la falta de correlación que hay ahora entre el bajo desempleo y el pobre avance del IPC.

Javier Santacruz destaca la importancia que tiene para los reguladores y también para los políticos, el debate actual sobre la guerra de divisas: «Nos encontramos en un momento clave, en el que la politica monetaria tiene mucho que decir en torno a los acuerdos comerciales que se van a firmar próximamente. Una de las condiciones esenciales del NAFTA es precisamente la política monetaria. En Jackson Hole estará el gobernador del Banco de Canadá, el de México… tratando de poner orden en ese asunto, porque una de las herramientas que se quiere eliminar es la de la devaluación competitiva y acabar así con la guerra de divisas».

 

Fuente: eleconomista.es